Lanzan campaña contra el tabaquismo

 

Cáncer con Ciencia de la Fundación SALES se ha unido a diversas organizaciones sociales y empresas para solicitar que la Argentina ratifique el Convenio Marco de la OMS para el Control del Tabaco. Recomendaciones de para la sustitución de cultivos de tabaco

 

Cáncer con Ciencia de la Fundación Sales en conjunto con otras organizaciones sociales y empresas, lanzaron la campaña Juntos Contra el Tabaco (juntoscontraeltabaco.com), mediante la cual se recolectan firmas para solicitar al Congreso Nacional que ratifique el Convenio Marco de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En el 2003, la OMS aprobó un Convenio Marco para el Control del Tabaco que fue ratificado por 181 países, pero aún no lo ha hecho la Argentina. En dos oportunidades, los legisladores, en el momento en que se presentó el proyecto de ratificación, no lo trataron porque consideraron que ya estaban contempladas varias medidas de las recomendadas por la OMS. Sin embargo, el Convenio es más amplio y se aplica en articulación con la comunidad internacional, además de plantear medidas concretas y con resultados ya probados para erradicar el tabaquismo.
Las organizaciones y empresas que tomaron la iniciativa son Asociación Argentina de Alergia e Inmunología Clínica, Asociación Argentina de Tabacología, Asociación Médica Argentina, Cáncer con Ciencia de la Fundación SALES, CEMIC, Fundación Convivir, Fundación de Pacientes con Cáncer de Pulmón, Instituto de Efectividad Clínica y sanitaria (IECS), SaludArte, Selecciones del Reader´s Digest y Sostén-Asociación Civil.

 

Experiencia cercana

 

Uruguay ya ratificó el Convenio. De la mano de su presidente Tabaré Vázquez, realizó una transformación impositiva para encarecer el precio del cigarrillo y debió afrontar un juicio de la principal tabacalera del mundo, Philip Morris, que consideró que se veía afectado su derecho comercial. Un tribunal internacional dio la razón al Estado uruguayo que sostuvo el derecho a la vida.
Las disposiciones adoptadas por Uruguay aumentaron la recaudación fiscal y disminuyeron el gasto en salud pública debido al tabaquismo. El presidente Vázquez, que es oncólogo, dijo que “en Uruguay aumentamos el impuesto al tabaco y redujimos de 30 a 9% los fumadores escolares y de 32 a 23% los fumadores adultos; bajamos el gasto de salud, se incrementó la recaudación fiscal y ganamos un juicio a Philip Morris”.

 

El médico oncólogo argentino Eduardo Cazap, ex presidente de la Unión Internacional contra el Cáncer (UIC) y fundador y presidente de la Sociedad Latinoamericana y del Caribe de Oncología Médica (SLACOM) se ha pronunciado por una pronta ratificación del Convenio.

 

Reconversión
Uno de los principales argumentos de la industria tabacalera es la pérdida de fuentes de trabajo que se generaría en caso de que una baja en el consumo de cigarrillos reduzca a su vez los ingresos de los cultivadores de tabaco. Sin embargo, el Convenio prevé esta situación y ofrece opciones para que éstos no vean reducidos sus ingresos y, más aún, puedan aumentarlos mediante una reconversión agraria.

Falta sensibilidad y coraje

Nueve millones de personas mueren por año de cáncer. El tabaco, causa principal, provoca otras enfermedades, por lo que 7 millones de fumadores mueren, 900 mil como fumadores pasivos, entre ellos niños.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) presentó en 2003 un Convenio Marco para el Control del Tabaco “por la dimensión que tiene la epidemia del tabaquismo”. Aspiraba a proteger a generaciones presentes y futuras por el aumento de fumadores -hoy más de mil millones-, especialmente en países en desarrollo. El tratado es un hito: el único internacional en salud y uno de los más respaldados en la historia de Naciones Unidas. Lo ratificaron 181 países, incluyendo la Unión Europea, los principales productores de tabaco (China, Brasil, la India, Turquía), casi toda América Latina y todo el Mercosur, excepto la Argentina, a pesar de sus 44.000 muertes anuales por tabaquismo.

En 2004, el Poder Ejecutivo envió al Parlamento un proyecto de ley para ratificar el convenio y su vigencia. No fue tratado y perdió estado parlamentario. Los senadores Juan Manuel Abal Medina y Julio Cobos lo reimpulsaron. En mayo pasado, el Ministerio de Salud solicitó su pronta ratificación y la vicepresidenta Gabriela Michetti se comprometió a hacerlo. Senadores de provincias tabacaleras reaccionaron. Juan Carlos Romero (Salta) dijo que gran parte de lo pedido por la OMS se cumple en la ley de control del tabaco (2013): prohibición de publicidad, de fumar en espacios públicos, de vender cigarrillos a menores de 18 años, etcétera. “Ratificar este convenio -señaló- significa la desaparición de la producción”. Otro salteño, Rodolfo Urtubey, agregó: “Ningún productor se opone a que se proteja la salud, pero producir tabaco es generar trabajo y de ninguna manera el tabaco que se produce, de por sí, daña a las personas”.

En la Argentina, el 13,2% de las muertes se debe al consumo de tabaco, y en su mayoría son evitables. Hay 20.627 enfermos de cáncer al año por tabaco; se gastan $33.000 millones anuales para atender el tabaquismo; el precio de los cigarrillos es de los más bajos del mundo y el impuesto acaba de reducirse con críticas de sociedades médicas. Las mujeres, los niños y las niñas argentinos fuman más que los de países en desarrollo. El Convenio de la OMS busca la erradicación del tabaquismo, por lo que recomienda incrementar el precio del cigarrillo con impuestos que limiten su compra. Los senadores saben que la mencionada ley de control del tabaco de 2013, no abordó el tema fiscal y fue un atajo para evitar el objetivo de la OMS.

Nuestra escasa capacidad innovadora se ve en lo referido a la sustitución del cultivo del tabaco. Productores tabacaleros, interesados en que no se concrete la sustitución, mostraron experiencias con resultados negativos. Brasil, en cambio, cultivó mamón y ananá con mayor rentabilidad que el tabaco; en China, 450 familias del municipio de Yuxi incrementaron sus ingresos con otros cultivos; en Kenya, el proyecto “Tobacco To Bamboo” (Del Tabaco al Bambú) mostró que el cultivo de bambú es 4 a 5 veces más beneficioso que el del tabaco y 10 veces cuando se hacen cestas y muebles.

Si la Argentina aumentara el impuesto al cigarrillo, reduciría fumadores y gasto en salud, estimándose que obtendría $85.000 millones en 10 años. Así podría subsidiar un programa de sustitución del cultivo del tabaco, hasta erradicar un veneno que mata a millones de personas. Para ello hace falta sensibilidad, imaginación y coraje.