El equipo que dirige el doctor Gabriel Rabinovich se especializa en inmunología, profundizando las razones por las que nuestras defensas tienen dificultades para atacar ciertos cánceres, hecho que no ocurre en otras enfermedades.
Rabinovich había descubierto la Galectina 1, que detenía la artritis reumatoidea en animalitos. El Dr. José Mordoh, también sostenido por la Fundación SALES, en sus cultivos de melanoma había observado una proteína parecida. Ambos científicos encontraron finalmente la presencia de Galectina 1 en melanoma, pero que en este caso no frenaba el desarrollo de la enfermedad (como en la artritis), sino que la favorecía. Efectivamente, las células cancerosas producían esa proteína para destruir a los linfocitos-T que nos defienden. El trabajo obtuvo el Premio Lucio Cherny 2000, que otorga la Sociedad Argentina de Investigación Clínica.
A continuación, Rabinovich diseñó una estrategia para destruir con terapias génicas la GAL-1. Lo logró y aquí se abrió un camino importante en la inmunología de varios cánceres (melanoma, próstata y otros). El trabajo fue publicado en la revista Cancer Cell, una de las más reconocidas del mundo en la especialidad, que lo destacó en su tapa, en marzo de 2004, lo que significó que el trabajo era el mejor de los exhibidos ese mes.
La proteína alimenta con vasos sanguíneos el cáncer de próstata
La proteína GAL-1 tiene un papel importante en el desarrollo del Cáncer de Próstata; por eso, el equipo de investigadores que conduce el Dr. Diego Laderach considera que es un blanco terapéutico fundamental para los estadios más avanzados de la enfermedad.
“Nuestro grupo – explica el Dr. Laderach – ha estudiado la acción de las Galectinas en el CaP, utilizando líneas celulares representativas de la enfermedad y una colección importante de muestras de pacientes sin tratamiento. Estos estudios han puesto de relieve la acción de varias Galectinas (las GAL-1, 3, 4, 8, 9 y 12). La GAL-1 es el miembro de la familia más abundantemente presente.
“Al respecto – agrega– demostramos que GAL-1 tiene un rol principal en la formación de vasos sanguíneos que permiten alimentar el CaP. Así observamos que este cáncer está altamente vascularizado y que el proceso de su evolución depende mucho de la función biológica que lo alimenta. Focalizar este punto tendrá alto impacto en la terapéutica que se desarrolle.
“También estamos estudiando cómo GAL-1 actúa para que el tumor tenga la capacidad de evadir la respuesta inmune de nuestro organismo y así producir metástasis. Ésta será otra clave para enfrentar los estadios más avanzados del CaP, que hoy son de difícil tratamiento.”
El CaP ya es el segundo en mortalidad en varones, en el país y en la mayoría de los países occidentales. Y es el primero detectado en varones adultos. Desplazó al cáncer de pulmón de este lugar.
En la próstata, cuando se genera un tumor de estadio muy avanzado, aun no hay una opción terapéutica, siendo muy necesaria ya que del 15 al 20% de los pacientes desarrollan metástasis de difícil tratamiento.
Por ello, el objetivo ahora es mejorar los test diagnósticos y contar con sistemas de detección más temprana del CaP, que permitan definir su evolución. Al mismo tiempo buscan comprender los mecanismos moleculares que puedan utilizarse en la terapia de los estadios avanzados. La proteína protege y alimenta el cáncer de mama, l melanoma (el más grave cáncer de piel), el sarcoma de Kaposi (tumor del tejido conectivo), el cáncer de próstata y el linfoma de Hodgkin
El investigador Diego Croci, premiado como uno de los mejores científicos de Latinoamérica menores de 40 años investiga desde hace 8 años para comprender los mecanismos que permiten a una célula tumoral escapar de nuestras defensas, es decir de nuestro sistema inmune.
Croci, biólogo y doctor en química biológica, dice: “Finalmente logré entender por qué esto ocurre en el melanoma y en el sarcoma de Kaposi (a menudo asociado con el SIDA). Aquí, como en otros cánceres, la GAL-1 tiene un rol importante. Observé que esta proteína se ocupa de formar vasos sanguíneos para mantener al tumor bien abastecido de nutrientes y oxígeno. El estudio lo realizamos en ratones de experimentación en el caso del melanoma y en células del sarcoma de Kaposi.
“Este proceso de creación de nuevos vasos sanguíneos se llama neovascularización. Gracias a él, los tumores reciben nutrientes y oxígeno para sobrevivir y crecen a niveles anormales. El sarcoma de Kaposi es un tumor que se encuentra altamente vascularizado, lo que nos ayudó a entender este proceso con precisión.”
Con los científicos norteamericanos se está desarrollando un anticuerpo monoclonal (mAb) para bloquear la acción de GAL-1 y evitar la vascularización y el escape del sistema inmune. El mAb fue aplicado exitosamente en experimentos con animales. Para utilizarlo en pacientes deberán ahora “humanizarlo”, a fin de que nuestro organismo no rechace al mAb por recibirlo como algo extraño. Los estudios avanzan con este importante objetivo.
Recordemos que el argentino César Milstein ganó el Premio Nobel de Medicina en 1984, por haber ideado los mAbs, también llamados la bala mágica o el misil anti-cáncer pues tienen la característica de reconocer selectivamente y destruir un blanco específico – en este caso la proteína GAL-1 – sin dañar al tejido sano.
Buscan tratar los estadios más avanzados de cáncer de próstata
En tanto, con referencia especial al cáncer de próstata, el equipo del Dr. Rabinovich decidió buscar tratamientos para los estadios más avanzados del CaP, por lo que formó un grupo científico con un par de investigadores repatriados y jóvenes en formación doctoral, que dirige el Dr. Diego Laderach, alentados y sostenidos por la Fundación SALES.
El objetivo es mejorar los test diagnósticos y contar con sistemas de detección del CaP más temprana, que permitan definir su evolución. Al mismo tiempo, buscan comprender los mecanismos moleculares que puedan utilizarse en la terapia de los estadios avanzados, que hoy no tienen opción terapéutica.
“Nuestro grupo – explica Laderach – ha demostrado que GAL-1 tiene un rol principal en la formación de vasos sanguíneos que permiten alimentar el CaP. Así observamos que este cáncer está altamente vascularizado y que el proceso de su evolución depende mucho de la función biológica que lo alimenta. Focalizar este punto tendrá alto impacto en la terapéutica que se desarrolle.
“También estamos estudiando cómo GAL-1 actúa para que el tumor tenga la capacidad de evadir la respuesta inmune de nuestro organismo y así producir metástasis. Ésta será otra clave para enfrentar los estadios más avanzados del CaP, que hoy son de difícil tratamiento.”
Los linfocitos B, las galectinas y el cáncer
Una científica del grupo que dirige el doctor Gabriel Rabinovich, la Dra. Marta Toscano, introdujo un tema inmunológico muy importante: qué función cumplen los linfocitos B en el cáncer de mama, ya que estas células habitualmente eliminan bacterias, parásitos y virus.
Hasta no hace mucho se creía que dichos linfocitos no tenían una función relevante en la inmunología del cáncer.
Estudios más recientes, iniciados en 2009, observaron que los linfocitos B podían tener un rol clave en la defensa antitumoral, pero que algo los detenía.
Fue así que la Dra. Toscano, con entusiasmo y vocación por la inmunología, junto a las científicas Lic. Verónica Martínez Alló y la Bioquímica María Belén Rodrigo, decidieron investigar qué estrategias utilizan los tumores para neutralizar la acción de los linfocitos B. Colabora con ellas la Dra. Mariana Salatino.
Nunca nadie había investigado antes la relación entre linfocitos B, galectinas y cáncer. Por ello el trabajo adquiere gran interés.
A partir de 2011, las científicas constataron que GAL-1 regula la funcionalidad de los linfocitos B, o sea que hay una importante relación entre ellos. Desde entonces estudian un triángulo de tres vértices: GAL-1 y cáncer / Linfocitos B y cáncer / Linfocitos B y GAL-1.
En la Argentina, casi 20.000 mujeres por año tienen cáncer de mama, 18% del total de los cánceres.